domingo, 1 de febrero de 2015

¿POR QUÉ CREEMOS EN COSAS RARAS? (I)




Citas de Carl Sagan:
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto la fe".
"No puedes convencer a un creyente de nada porque sus creencias no están basadas en evidencia, están basadas en una enraizada necesidad de creer."

Cuando hablo de cosas raras me refiero a todas las creencias irracionales que tenemos las personas y que se crean en la sociedad. Los seres humanos somos en general más ingenuos y crédulos de lo que pensamos y solemos ser más manipulables, influenciables y sugestionables de lo que nos creemos. Fácilmente la gente se deja influir en mayor o menor medida por los demás, la sociedad en general y los medios de comunicación. Sorprende ver la cantidad de personas que creen lo primero que le cuentan o alguien les envía por Internet, o se dejan "comer el coco" por cualquier grupo, secta, vendedor o publicidad engañosa. Aunque hay otros engaños o simples influencias mucho más sutiles de los que nos percatamos en menor medida. Sin embargo si uno preguntase por ahí casi nadie dice dejarse engañar fácilmente, aunque los hechos nos dicen lo contrario (sí claro…. ya se querido lector que usted no es uno de ellos ¡verdad¡)

Es muy común tener creencias irracionales, como lo demuestran la cantidad de sesgos cognitivos que existen (y que todos tenemos) y de los que he hablado en otros artículos, o de la cantidad de personas que aún hoy día creen en absurdas supersticiones o mantienen creencias religiosas más o menos creíbles (la religión es cuestión de fe no de razón, y curiosamente  la gente que las tiene no ve nada de raro en las suyas pero si en las que tienen los que son de otras creencias distintas). Incluso personas muy inteligentes, con estudios universitarios y un alto nivel cultural tienen creencias irracionales. Curiosamente las personas nos creemos muy listos…..pero no lo somos tanto como solemos creernos.

Los seres humanos somos muy curiosos. Necesitamos encontrar un significado a nuestro mundo y de forma innata buscamos respuestas a todo lo que nos rodea. Ya comenté en el artículo “Piensa bien y acertarás I” de este blog  la necesidad de predecir el futuro y el comportamiento de los demás. Esto nos permite adaptarnos mejor al medio ambiente y entorno social y poder sobrevivir o vivir mejor. Precisamente esto es lo que provoca que busquemos incansablemente significados en todo aquello que nos rodea. Nuestro cerebro funciona como un dispositivo de detección de patrones de significado.

Pero por el mismo motivo nuestro cerebro es fácil de engañar. Es muy fácil engañar a nuestro cerebro si nos muestran información (por ejemplo imágenes) contradictoria (algo como una imagen que puede percibirse o parecer  ser una cosa u otro según como se observe ese objeto). Es algo que tiene que ver también con nuestra percepción  como ya comenté en el artículo de este blog “Los sesgos cognitivos o errores de pensamiento” cuando hablé de las ilusiones cognitivas.”  Tiene también que ver con un sesgo cognitivo llamado pareidolia. Pareidolia es un fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen o sonido) es percibido erróneamente como una forma reconocible. Esto explica porque vemos caras en las nubes, montañas o en cualquier otro objeto. Las pareidolias también explican las psicofonías (grabaciones de supuestas voces paranormales o del más allá, donde sugestionándose parece oirse algo donde sólo hay ruido u otros sonidos) o esa leyenda de discos de rock que si se escuchan al revés esconden mensajes satánicos (funcionan psicológicamente de la misma forma que las psicofonías). Las pareidolias pueden explicar en parte o facilitar que se produzcan otros fenómenos tales como las visiones, apariciones o avistamientos de Ovnis. Un fenómeno meteorológico, un planeta como Venus, un fenómeno astronómico o cualquier artefacto que vuele puede ser confundido con un objeto volante desconocido o extraterrestre.

Las visiones, apariciones y alucinaciones  son otro fenómeno irracional que tiene que ver con la percepción de nuestro cerebro. Una visión es según el diccionario una contemplación inmediata y directa sin percepción sensible o bien una creación de la fantasía o imaginación, que no tiene realidad y se toma como verdadera o bien una imagen que, de manera sobrenatural, se percibe por el sentido de la vista o por representación imaginativa. Una aparición se define como una manifestación que se nos hace, sea en sueños, sea de otra manera, de un ser singular, sobrenatural, que pertenece casi siempre a la naturaleza física o que se ha sacado por lo menos sus formas. Las visiones y apariciones están muy condicionadas culturalmente. Dioses, ángeles, demonios, los ausentes o pesonas fallecidas o algunos animales de naturaleza híbrida y fantástica son por lo común agentes de estas apariciones. Las visiones y apariciones de extraterrestres pueden ser la versión moderna de estos seres sobrenaturales en nuestro mundo más racionalista y tecnificado.

Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real. Las visiones, apariciones y otros fenómenos por tanto pueden serlo. En ese sentido la alucinación es distinta de la ilusión, que es una percepción distorsionada de un estímulo externo efectivamente existente (por ejemplo las pareidolias). Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial - visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil, etc. o varias mezcladas -. Una persona puede llegar a sentir que levita (su cuerpo se eleva solo), algo imposible pues ninguna energía del cuerpo puede provocarlo y  contradice la ley de la gravedad. Las alucinaciones son comunes en trastornos neurológicos y psicológicos como por ejemplo en variantes de la esquizofrenia, en experiencias místico-religiosas, como consecuencia del consumo de drogas y estupefacientes al igual que la presencia de cáncer y también en los trastornos del sueño.

Sin embargo, hay estudios que muestran que las experiencias alucinatorias son muy comunes en la población general y no son necesariamente algo patológico ya que es relativamente común al funcionamiento del cerebro. Por ejemplo es muy común ver a un ser querido recientemente fallecido, sobretodo en personas mayores. Existen diferentes aproximaciones teóricas a la causa de las alucinaciones. El mayor peso lo tienen teorías de orden biológico que postulan deficiencias en el funcionamiento normal del cerebro y de las conexiones sinápticas entre neuronas. Una explicación más sencilla se refiere a alucinaciones originadas por el propio funcionamiento de nuestro sistema perceptivo. Así hay que comprender que la sensación percibida es una construcción del cerebro a partir del estímulo físico de entrada. Por ello, a veces el cerebro construye sensaciones erróneas cuando no debería hacer nada. Por ejemplo, algunas personas que tienen un defecto en la retina, por enfermedad o accidente, empiezan a ver objetos dentro de esa zona físicamente ciega llamada escotoma. Esto es así porque al no haber señal desde la retina, el cerebro se halla ante el dilema de borrar la zona visual dañada o empezar a rellenarla de forma impredecible. Otro ejemplo de alucinación se da en el caso de miembros amputados en los que el paciente empieza a experimentar miembros fantasmas: los sigue sintiendo a pesar de que ya no los tiene. Esto es así por la misma razón que el escotoma: el cerebro se halla ante el dilema de "amputar" funcionalmente el área del cerebro encargada del miembro amputado o rellenarlo de forma imprevisible.

Los Sueños. Muchas de las ideas irracionales que tenemos proceden de los sueños y el estado de conciencia diferente a la vigilia que tiene el sueño y que han contribuido al pensamiento mágico. Desde la antigüedad se ha intentado interpretar el significado de los sueños, su interpretación forma parte de la cultura de muchos pueblos y se les ha atribuido significados premonitorios donde se buscaban mensajes divinos. Oniromancia es la técnica o arte por el cual se pretende adivinar o predecir acontecimientos futuros a través de los sueños. También aparecen sueños premonitorios en la Biblia. El carácter misterioso, inconsciente, extraño e ilógico de los sueños ha propiciado estas creencias. Desde la antiguedad se ha pensado que el alma podía viajar durante el sueño a otro lugar (viaje astral). Los sueños son a veces explicados en pueblos como viajes realizados por el durmiente, o por animales u objetos de su entorno. Las alucinaciones, posiblemente deben haber contribuido a fortificar esta interpretación, así como la teoría animística (objetos y elementos de la naturaleza se cree están dotados de alma) en general. Cuando, además, el durmiente despertaba para dar razón de una serie de visitas a lugares lejanos, de los cuales, tal como sugieren las investigaciones psíquicas modernas, podía incluso arrojar o traer detalles verídicos, la conclusión irresistible debe haber sido que, en el sueño, algo que no era el cuerpo viajaba al más allá. La psicología científica y la neurología no admiten estos sentidos, aunque su significado es todavía motivo de controversia. 

Los sueños pueden llegar a confundirse con la realidad y provocar alucinaciones, especialmente en los estados intermedios entre la vigilia (despierto) y dormido.
Una alucinación hipnogógica es una alucinación auditiva, visual o táctil que se produce poco antes del inicio del sueño. En el estado hipnogógico (entre la vigilia y el sueño) es común pensar que se está despierto, hasta tal punto que se tiene seguridad de tener los ojos abiertos y de ver y escuchar cosas alrededor, pero no se puede mover. Hay incluso ocasiones en que la persona que está durmiendo en ese estado se despierta, y la inmovilidad permanece. Este estado ha llevado a mucha gente a interpretar que está sufriendo una experiencia paranormal o que algo (seres extraños o sujetos al inconsciente) o alguien les está impidiendo moverse o hablar. Por añadidura, en muchas ocasiones, las alucinaciones hipnogógicas producen representaciones visuales sumamente coloridas, la mayoría de las veces sin ninguna correlación con la realidad, del orden de los mecanismos inconscientes. Esta característica genera, también, la sensación de una vivencia extrasensorial en muchos de quienes las experimentan. Se denominan alucinaciones hipnopómpicas a aquellas de características similares a las hipnogógicas  pero que se producen en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, es decir, que al contrario que las hipnogógicas ocurren cuando nos estamos despertando. El vínculo de estas experiencias oníricas con la realidad objetiva no está claro, pero son experimentadas como tales, de manera que el sujeto no las distingue de una experiencia normal vivida completamente despierto.

No siempre acertamos al buscar la causa de algo. También en la primera parte del artículo de este blog “Piensa bien y acertarás” comenté la dificultad que nuestro cerebro tiene para establecer muchas veces la causa de algo y como muchas veces no acierta y confunde una correlación (cuando ocurre un fenómeno “A” sucede un fenómeno “B”) con una causalidad (que realmente “A haya sido la causa de B”). Así pues de forma innata, la mente humana busca patrones o pautas donde no los hay, significados donde solo hay silencio y causalidades donde lo que rige es la casualidad. Apofenía o ilusión de serie es el sesgo cognitivo por el que creemos que hay una causa común entre dos sucesos que ocurren por separado, y por este motivo asociamos entre sí a  hechos que no tienen un relación causa-efecto. Esta es la causa de la existencia de los mitos tanto de civilizaciones antiguas como modernos.

Coincidencias extraordinarias. A veces nos parece encontrarnos con circunstancias muy extrañas en la vida y que no sabemos explicar. Nos podemos encontrar con raras coincidencias o casualidades sorprendentes. Podemos pensar que hay un destino, que estamos predestinados a algo, o que tal hecho no es casual. Cuando nos encontramos en la vida con algo que no sabemos explicar podemos tender a pensar que tiene que haber ocurrido por algo raro o sobrenatural. Sin embargo inexplicado no significa inexplicable, que no tenga explicación ahora o que nosotros no la sepamos no significa que no la tenga.  

Muchas de las coincidencias son simples casualidades y el resto son circunstancias que no podemos explicar porque desconocemos las causas de porque ocurren. En muchos casos simplemente son más frecuentes de lo que nos pensamos. La explicación psicológica y racional de muchas de estas supuestas coincidencias es el Sesgo de Memoria. Tendemos a recordar mucho más aquello que emocionalmente nos ha impactado y a no recordar u olvidar lo que no lo ha hecho. Recordamos por ejemplo con facilidad lo que aquel día ocurrió justo después de pensar precisamente en eso que ocurrió y lo casual que nos resultó (por ejemplo pensar en alguien y encontrárnoslo por la calle), pero olvidamos la múltiples veces que hemos pensado lo mismo y no ocurrió nada (son muchas más las veces que pensamos en alguien y no nos lo encontramos).   

A muchas de las cosas no explicadas en el pasado se le atribuían causas sobrenaturales, sin embargo hoy día gracias a la ciencia sabemos porque ocurren, y muchas veces su explicación es más sencilla de lo que se pensaba. Igualmente en el futuro habrá explicación a cosas que hoy día no tienen explicación. Que estemos más cercanos a la verdad parece que le haya hecho perder su magia a estas cosas, pero la verdadera “magia” es la de descubrir la verdad y dar luz donde antes había sombras.

Se ha definido milagro como aquello que nos sorprende y ocurre una vez entre un millón. Según esta definición de vez en cuando debe ocurrir algún milagro aunque su explicación sea más racional de lo que pensamos. Los seres humanos tenemos a lo largo del día múltiples sensaciones, pensamientos y experiencias, así que imaginemos las que pueden ser si las multiplicamos por los días que tiene un mes. Algunos investigadores han calculado que tenemos más de un millón de sensaciones al mes. Así que si ya te ha ocurrido alguna rareza o coincidencia extraña últimamente ya has tenido tu milagro del mes. Podríamos decir que lo realmente raro es que nunca nos ocurriese nada raro, es simple cuestión de tiempo.  

Una definición que se podría dar de los investigadores de lo misterioso, lo conspiranoico y paranormal es su constante búsqueda de extrañezas,  raras coincidencias, o cosas que aparentemente no encajan. Al final acaban encontrando lo que buscaban, pues siempre habrá algo que se parezca a aquello que buscaban o que aparentemente no tenga explicación aunque si la tenga (Sesgo de Confirmación). Es también cuestión de tiempo que lo encuentren, sobretodo si no tienen formación científica en aquello que estudian o abren tanto su mente que acaban creyendo en cualquier cosa que parezca confirmar sus ideas.

El cerebro humano detesta las incertidumbres y el azar; evolutivamente, ha sido programado para formularse preguntas sobre la esencia, la causalidad y la finalidad pues le es muy útil en su vida. Pero el ser humano se encuentra también con que hay cuestiones incontestables por principio. Y, entonces, se inventa las respuestas, la mayor parte de las veces de forma inconsciente. Es conocida la tendencia de la mente humana a inventarse –y creerse– fábulas cuando los hechos parecen concordar con sus miedos, prejuicios y deseos; de hecho, este ha sido siempre el principal motivo creador de mitos, leyendas, religiones, falsas conspiraciones, etc.

 Desde bebés vamos aprendiendo de la realidad experimentando con la misma y actuamos como pequeños científicos con una capacidad innata para aprender, observar, hacer teorías y sorprenderse. Los bebés sienten predilección hacia ciertos objetos, por ejemplo son especialmente hábiles para detectar rostros y sienten la misma fascinación hacia la magia y los trucos como los adultos.

Podemos afirmar que nuestros errores o sesgos perceptivos no se explican sólo por la educación recibida sino por la constitución de nuestro cerebro. Como ya he comentado en otros artículos hacemos una interpretación errónea de la realidad por los motivos explicados. Muchos de estos errores nos juegan malas pasadas o nos inducen a errores, pero igualmente han sido útiles en algún momento de la evolución, de nuestras vidas y de la vida en sociedad porque nos han permitido una mejor adaptación a las circunstancias. Pero a cambio hemos desarrollado toda una gama de sesgos o errores de pensamiento que deberíamos mejorar. 

Ejemplos. Un ejemplo curioso es el miedo a volar tan común. Sobreestimamos el riesgo de volar (sesgo de sobreestimación) por un miedo instintivo a las alturas o al hecho de sentir o saber que estamos volando, y mantenemos este miedo irracional por mucho que nos demuestren que volar es mucho más seguro que ir en vehículo. Otro ejemplo curioso es la cantidad de personas que mantienen la creencia irracional de que son capaces de adivinar que alguien les está mirando cuando la tienen de espaldas, incluso entre gente que por su nivel de conocimientos no debería creerlo. La explicación racional es muy sencilla, por un lado nuestra intuición nos dice que la vista funciona por algo que sale de nuestros ojos por lo acostumbrados que estamos a desplazar los ojos por el mundo (aunque esto no es cierto), por otro lo combinamos por la cantidad de veces que nos hemos sentido incómodo en una situación social, has pensado que alguien te miraba, te has girado y has comprobado que alguien efectivamente te miraba y has combinado ambos factores, la intuición y las pruebas y estableces un vínculo. Por supuesto nos olvidamos de todas las veces que hemos comprobado que no nos han mirado. Usamos el sesgo de confirmación del que ya hablé en otro artículo.

Experimentos en psicología han comprobado que las personas que tienden a ver más patrones suelen ser más creativas, pero también pueden tener un mayor índice de trastornos psicóticos como la esquizofrenia y otros (confundir la realidad con sus fantasías o delirios), ya que imaginan o ven lo que no hay o es menos evidente. Así que esa imagen del loco creativo es en muchos casos cierta. Ver muchos patrones nos hace tener la mente más abierta a lo nuevo y diferente, pero abrirla demasiado o de forma inadecuada nos puede hacer caer en creer en demasiadas tonterías.

La tendencia a infundir patrones que además de significado tengan intención se llama agenticidad. (Un objeto que se cae por el viento y hace ruido no tiene ninguna intención pero sí un depredador que aparece entre la maleza y cuya intención es comerse a su presa). La tendencia de nuestro pensamiento a sobre detectar la presencia de agentes detrás de los acontecimientos es muy útil para la evolución ya que garantiza la supervivencia de cualquier especie incluida la humana, por ejemplo es más seguro confundir una rama con una serpiente que lo contrario o confundir el efecto del viento con un depredador. Habrá muchos falsos positivos (ruidos que son sólo ramas) pero el verdadero positivo (el depredador que nos quiere comer) menos común es el que nos salvará la vida. Así que es fácil entender porque la evolución ha seleccionado estas formas de pensamiento que nos llevan a cometer tantos fallos o ver causas donde no las hay. Es fácil entender también porque tantas personas creen en coincidencias o conexiones extraordinarias, el destino o hechos significativos donde sólo hay casualidades o hechos sin importancia que hemos sobreestimado y que son la base de gran parte del pensamiento irracional.

Programados para creer. Muchos autores ven en esta tendencia el origen  de muchas creencias irracionales y mágicas. La idea de creer con facilidad en agentes con intención en la naturaleza puede ser el origen de creer en agentes invisibles como almas, espíritus, fantasmas, dioses, demonios, extraterrestres, ángeles, falsas conspiraciones, etc.; o la tendencia a proyectarnos o creer en alguien grande y poderoso que vendrá de los cielos a salvarnos o castigarnos o que esconde algún mensaje importante (dioses, seres divinos, extraterrestres)

A nuestro cerebro le cuesta generar sucesos aleatorios y tiende a buscar como hemos dicho patrones o estructuras. A los seres humanos los sucesos aleatorios o azarosos no nos gustan mucho, preferimos hechos con significado y que le den sentido a nuestra vida o a lo que hacemos y nos empeñamos en buscarlos a veces aunque no existan. Necesitamos creer que las cosas existen porque son útiles aunque no lo sean, de hecho los niños, debido a su pensamiento mágico, lo piensan así. Si a un niño de cierta edad se le pregunta por ejemplo porque existen los árboles es muy posible que responda que para dar sombra, como si los árboles los hubiese puesto a propósito la naturaleza para disfrutar de su sombra. El pensamiento mágico y religioso tiene en el adulto aún mucho de este tipo de pensamiento.  Podemos afirmar que el ser humano tiene necesidad de creer, de ir más allá de lo evidente, de lo materia y creer en algo sobrenatural. En gran medida es algo que nos da consuelo y tranquilidad. Un ejemplo curioso es la atracción que muchas personas sienten hacia objetos de personas célebres que se convierten en fetiches y llegan a valer auténticas fortunas, como si la persona que los ha poseído proyectase algún tipo de cualidad especial en los mismos, cuando en realidad no tienen nada de especial. Igualmente sentimos una atracción extraordinaria por el misterio, lo desconocido. No hay más que ver el éxito que ciertos programas de TV o radio dedicados al misterio, pero carentes en su mayor parte de rigor, adquieren mucho más allá de cualquier documental serio. No es raro que haya todo un lucrativo negocio montado en torno al mundo del misterio.

Hay circunstancias en la vida que nos hacen ser más supersticiosos o ver más patrones de lo común. Por ejemplo en situaciones donde tenemos menos control sobre los acontecimientos, donde nuestra acción va a influir menos en el resultado (por ejemplo en el juego o en el deporte) o en épocas de crisis en que no sabes que va a pasar. Esto provoca un sesgo cognitivo del que ya hablé en el artículo sobre el Listado de sesgos cognitivos que es la ilusión de control o creencia en que podemos influir sobre resultados o en mayor medida de lo que podemos cuando en realidad no es cierto. Lo curioso y aparentemente contradictorio es que tener una mayor ilusión de control nos puede hacer mejorar nuestros resultados en una tarea al estar más motivados.
El célebre antropólogo Bronislaw Malinowski observó una correlación entre creencias y entorno (los mitos por ejemplo se relacionan con las características del medio natural o social donde surgen), de tal manera que aquellas tribus que vivian en hábitats más difíciles o impredecibles tendían a desarrollar mayor número de prácticas mágicas que aquellos grupos que vivían en zonas más tranquilas o predecibles. Con la llegada del nuevo siglo diversos estudios han reformulado las ideas de Malinowski bajo la denominada “hipótesis de la incertidumbre”, que postula que los rituales mágicos aumentan la sensación de control, lo que reduciría la ansiedad y permitiría a los individuos hacer frente a condiciones impredecibles o traumáticas y así poder realizar con éxito tareas de alto riesgo. Así diferentes trabajos han estudiado el surgimiento de creencias y rituales mágicos entre diversas poblaciones que se enfrentan a condiciones incontrolables: jugadores de dados, consumidores, estudiantes en época de exámenes, individuos que se enfrentan a rompecabezas, golfistas, jugadores de béisbol, corredores de atletismo y deportistas en general. En todos los casos el comportamiento supersticioso y los rituales mágicos aumentaban con la dificultad o la impredecibilidad de la tarea a realizar. Es por ello que en un deporte como el ajedrez, en donde no queda nada para el azar y todo depende de las propias habilidades, los jugadores no sean muy dados a la superstición.

La religión podría ser un producto complejo de la vida social de los humanos y de algunas tendencias cognitivas como las explicadas. La cohesión social también se beneficia, pues el "policía interiorizado" que crean las doctrinas religiosas en los creyentes también contribuye a una mayor competividad del grupo. Como han mostrado recientes investigaciones, la cooperación a gran escala puede ser frágil en ausencia de castigo, pero se establece y se mantiene de modo relativamente fácil mediante el castigo. Una sociedad humana unificada por la religión, especialmente si cree en vigilancia y castigos sobrenaturales, puede por tanto con frecuencia solventar problemas de cooperación con más facilidad que otra que no tenga religión. Pero no es sólo cuestión de castigo ya que la creencia en algo sagrado nos hace sentir que compartimos algo especial con los demás, con la colectividad y nos hace sentirnos miembros y participes de un grupo que nos une en unas creencias comunes.  Las creencias irreales en fuerzas invisibles que actúan a favor o en contra del propio grupo, y a favor o en contra de uno mismo en la medida en que uno apoya o contravenga al bien colectivo, son mucho más capaces de motivar la acción de lo que lo son unas creencias modestamente ajustadas a la realidad. 
Diversos estudios han encontrado una fuerte correlación entre el tipo de religión y la ecología en donde vive el grupo de creyentes. Las sociedades que viven en lugares más inhóspitos, en donde es más difícil la supervivencia y en donde la comida, el agua y los recursos en general son más escasos y difíciles de conseguir tienden a tener religiones con dioses más estrictos y moralizantes que aquellos grupos que viven en entornos donde los recursos son más abundantes y las condiciones de vida son más llevaderas. Y estas conclusiones parecen mantenerse incluso en este mundo actual del siglo XXI, ya que otro estudio que ha analizado el grado de religiosidad en 114 naciones actuales ha encontrado que esta disminuye a medida que aumenta el grado de desarrollo económico y social. Los resultados muestran que la religiosidad disminuye a medida que aumenta la seguridad material en consonancia con la hipótesis de la incertidumbre.

La creencia en lo sobrenatural puede estar motivada por alguna experiencia psicológica que nos hace creer en ello, pero nuestro cerebro y nuestras percepciones erróneas nos pueden engañar aunque no seamos conscientes de ello. Por distintos medios es posible provocar experiencias extra corpóreas. Por ejemplo por hipoxia (falta de oxígeno), aceleración centrífuga (como la que practican los astronautas en los centros de entrenamiento), activación directa del lóbulo temporal del cerebro con electrodos o una máquina especial. Esta activación puede producir experiencias místicas o alucinaciones, igual que la falta de alimento, el consumo de drogas alucinógenas o la repetición de ciertos rituales (cánticos o rezos reiterativos, danzas compulsivas, etc.) Por este motivo muchos autores ven en el cerebro y su estructura el origen de la experiencia mística y de ahí la religión. No podemos pensar que las creencias religiosas dependen sólo del adoctrinamiento y no tener en cuenta al cerebro.

¿Por qué la gente cree en teorías conspirativas altamente improbables? Es un conjunto de todo lo dicho. La tendencia a encontrar patrones significativos en el ruido y el hecho de agenciar (la inclinación a creer que el mundo está controlado por agentes internacionales invisibles). Las teorías conspirativas convierten a un conjunto de sucesos aleatorios en pautas significativas y luego adjudica paternidad a estas pautas. Si a esto le añadimos nuestro rechazo y desconfianza lógica hacia el poder, que en gran medida tiende a mentirnos y manipularnos, y la inclinación a confirmar nuestros propios prejuicios (buscar evidencias que confirmen lo que pensamos) y la llamada percepción retrospectiva (aquella que une a explicaciones posteriores a los hechos con la información disponible), tendremos todos los elementos de la teoría conspirativa.

  Las conspiraciones son especialmente propensas a ser populares cuando se alimentan los prejuicios ya existentes o supersticiones. La creencia en la conspiración refuerza estas posiciones. En este círculo vicioso, cualquier conexión con la realidad se pierde rápidamente. Y si la teoría confirma las sospechas que muchas personas han mantenido por mucho tiempo, el número de adeptos crecerá.las personas insatisfechas eran más propensas que las satisfechas a creer en alguna de las conspiraciones.

 Las teorías conspirativas proporcionan a los manipuladores políticos la justificación para usar cualquier método concebible para destruir a sus rivales.   Los dictadores y tiranos, para rodearse de un ejército de cómplices que les servirá sin cuestionamientos, constantemente inventan nuevas conspiraciones contra sus regímenes. Y debido a que sus supuestos opositores actúan en secreto, pueden estar en cualquier lugar y en todas partes, así que el constante estado de alerta es obligatorio. Así es como los autócratas justifican sus represivos sistemas de seguridad. Por otra parte, porque los regímenes dictatoriales, a los ojos de sus partidarios, siempre tienen la razón, todos los problemas registrados deben ser fruto del trabajo de los conspiradores en lugar de errores propios.
Las teorías conspirativas falsas suelen basarse en la recopilación de múltiples y aparentes sucesos extraños que sólo parecen explicarse si la conspiración existe. La creencia de que un puñado de anomalías inexplicables puede socavar una teoría bien establecida se encuentra en el corazón de todo pensamiento conspirativo … y es fácilmente refutada señalando que las creencias y las teorías no se basan en hechos individuales por sí solos, sino en una convergencia de evidencias a partir de múltiples líneas de investigación. Michael Shermer
 
Conspiraciones o complots siempre ha habido a lo largo de la historia por motivos políticos o económicos: magnicidios, golpes de estado, propaganda o manipulación informativa, desacreditar a alguien o alguna entidad, etc., pero esto también ha sido caldo de cultivo para inventar otras muchas basándose en hechos aislados, secretos de gobierno e interpretaciones libres o poco fundamentadas científicamente.

El movimiento conspiranoico y paranormal, una industria muy rentable que deja significativos beneficios a una variedad de periodistas, editoriales, productoras, debido a la atracción de lo misterioso y oculto provoca en el público ingenuo y con falta de los suficientes conocimientos culturales o científicos para diferenciar lo creíble de lo no creíble. 

Para detectar falsas conspiraciones podemos aplicar los siguientes consejos: 

1) Buscar la máxima información y contrastarla, tanto la que afirme como la que contradiga nuestro punto de vista sin rechazarla a priori, intentando dejar de lado nuestros prejuicios personales. 
2) Mantener una actitud escéptica sobretodo ante afirmaciones extraordinarias que requieren pruebas extraordinarias. 
3) Valorar la fiabilidad de las fuentes o ir a la fuente original de la información, en Internet sobretodo cualquiera pude publicar lo que le parezca. Y por otro lado ¿Quienes hablan de la conspiración disponen realmente de la formación científica adecuada como para afirmar lo que dicen? Saber mucho o de ciertas cosas no implica ser expeto en aquello de lo que uno habla. Incluso un título universitario no garantiza saber de todo lo relacionado con esa materia. Ser físico por ejemplo no implica saber de arquitectura o de ingeniería de materiales, ni siquiera ser arquitecto implica saber todo sobre arquitectura, ni ser arquitecto implica saber todo sobre un acontecimiento si no tiene a su disposición y se ha leído toda la información disponible sobre los hechos.
4) Adquirir los conocimientos históricos y científicos básicos que nos permitan comprender y establecer la fiabilidad de lo dicho (no es fácil). La falta de conocimientos suele ser el fallo fundamental, pues las teorías conspiranoicas suelen disfrazarse de ciencia para darles credibilidad, aunque muchas veces carecen de argumentos científicos y es pura conspiranoia.
5) Valorar hipótesis alternativas que puedan explicar los hechos y no dar por cierta una teoría simplemente porque suene muy bien y aparentemente no tenga otra posible explicación. Los teóricos de conspiraciones las muestran como si los hechos no pudieran tener otra posible explicación que la que ellos mismos dan, y la explicación dada la muestran como evidentísima para así no hacernos dudar, tanto que si uno no cree en ella o la duda queda de tonto, cerrado de mente, crédulo, borrego, oficialista, etc. 
6) Prestar atención a los fallos que suelen tener y que las hacen poco creíbles.
Fallo 1. ¿Se contradicen las distintas teorías que explican una conspiración? También es normal que se contradigan entre distintos autores si hay varias teorías sobre el mismo hecho o a ellos mismos según pasa el tiempo (algo lógico cuando lo que se hace es interpretar algo libremente). No se busca el consenso científico sino querer confirmar la propia teoría personal sin importar las evidencias.
Fallo 2. Complejidad de elementos. Una conspiración que implique a demasiados organismos, poderes en la sombra y sobretodo personas participantes o testigos que además deberían guardar silencio o ser silenciadas hasta con el asesinato (si además hay informes oficiales a todos los técnicos y científicos que han participado en su elaboración), con gran cantidad de supuestas pruebas y evidencias raras, muy sospechosas y difíciles de ocultar o de no creer por el público por lo evidente que parecen, e incluso chapuceras, tiene todos los ingredientes para que sea falsa. Tampoco tiene mucho sentido que se inventen 100 mentiras difíciles de creer con sus correspondientes testigos para tapar una de ellas tal y como muestran muchas veces estas teorías ---por ejemplo en la muerte de kennedy para supuestamente ocultar la teoría de que fueron varios los que dispararon en vez de un tirador solitario inventan múltiples mentiras difíciles de ocultar y creer; hubiese sido más fácil admitir que hubo varios disparadores conpinchados. Otro ejemplo en el atentado del 11S contra el Pentágono para ocultar supuestamente que lo que se estrelló contra el Pentágono fue un misil se inventan que fue un avión, lo que obliga a inventarse otro montón de mentiras muy difíciles de creer y ocultar; hubiese sido más fácil usar un avión de verdad incluso lleno de explosivos si hubiese hecho falta. Los partidarios de la conspiración siempre intentan que los hechos encajen con su teoría en cualquiera de los modos; si por ejemplo hay muchos supuestos testigos lo presentan como prueba de la conspiración y si no lo hay  también porque dicen que es porque lo ocultan. Una verdadera conspiración se hace profesionalmente y por profesionales, no se deja nada al azar, no es chapucera, con el menor número de implicados y dejando el menor número de pruebas y sospechas, ni se hace a plena luz del día delante de testigos y cámaras. Hay múltiples formas de hacer algo y siempre escogerían la más simple y menos sospechosa. Un ejemplo de ello son las múltiples teorías en torno al 11S (caso paradigmático), el 11M o el asesinato de kennedy o Lady di.
En las conspiraciones no creíbles se hace una colección de aparentes extrañezas que se hacen seleccionando aquellos datos que interesan y obviando todos los demás que contradicen la conspiración, se trasgiversan los datos o se añaden algunos falsos, y con todo esto se crea una historia creible y con sentido.
Fallo 3. Las conspiraciones a gran escala son difíciles. No es creíble una conspiración o secreto que se mantenga oculto a lo largo de tanto tiempo, por tantos gobiernos que van cambiando con el tiempo y  de signos tan distintos y de países distintos y con la implicación o desconocimiento a nivel internacional de  miles de científicos y organizaciones científicas. Un ejemplo es la conspiración para ocultar Ovnis o inventos útiles para la humanidad que han sido silenciados durante décadas.
Fallo 4. El control de los medios. Cuando alguien se da cuenta de lo estrafalaria que resulta la teoría conspiranoica por lo poco profesional o chapucera que resulta, según lo explicado en el fallo 2, suele preguntar ¿Como es posible que lo hicieran tan mal? El partidario de la conspiración responde: "porque controlan todos los medios de comunicación". ¿Es realmente posible controlar lo que dicen todos los medios independientemente de sus propietarios e ideologías? Aunque todos los medios tuvieran una misma afinidad implicaría que todos ellos formarían parte también del complot, lo cual haría más compleja e inverosímil aún la conspiración. Hoy día con la tecnología de Internet ese control es casi imposible, ya que cualquiera que no tenga capital ni medios puede publicar gratuitamente un blog y tener una amplia difusión. Si alguien no se lo cree no tiene más que hacer una prueba, ir a google y poner cualquier teoría conspirativa en el buscador y ver los resultados y el número de ellos, hay muchos más partidarios de la misma que a favor. También podemos fijarnos en ciertos correos electrónicos o videos colgados que difunden estas ideas, ampliamente difundidos por los mismos particulares, que ahí siguen y nadie a podido parar.
Fallo 5. La cantidad de elementos fantasiosos o irreales que tenga o extrañas coincidencias. Estas teorías son propias de ser creados por personalidades paranoides con delirios persecutorios de referencia o grandeza que se creen genios iluminados, y piensan que somos borregos a los que nos engañan a todos menos a ellos y los que se creen lo que dicen en su blog de Internet sin suficiente rigor. Estas conspiraciones se caracterizan por mezclar a la vez un montón de conspiraciones o ideas pseudocientíficas a la vez que toman de aquí y de allá. Pueden llegar a formar parte de la misma a la vez extraterrestres, sociedades secretas, tecnologías ocultas que no se corresponden con el nivel de conocimientos científicos de la actualidad, planes para diezmar la población o controlarla hasta límites increíbles.
Fallo 6. Quien dice que hay una conspiración es alguien que a la vez intenta venderte algo, algún producto con el que gana dinero, alguna ideología. Hay un interés. Al no poder demostrar que lo que vende funciona o lo que dice no es falso inventa o incluso se llega a creer un supuesto enemigo con intereses contrapuestos para justificarse. Ejemplos de esto son comunes en las pseudomedicinas o venta de productos milagrosos de cualquier tipo. Otro ejemplo es el negacionismo del holocausto nazi pese a las muchas evidencias históricas que existen.

Cualquier persona que quiera dar rienda suelta a una teoría de la conspiración tiene que recordar nueve reglas para su éxito:

1. Dude de que nada en el mundo sucede por casualidad, especialmente cuando se trata de un desastre. Descarte de plano cualquier explicación existente de un evento extremo.

2. Tome eventos aparentemente no relacionados, presagios o declaraciones y deles un nuevo significado.

3. Nombre a un enemigo.

4. Exponga las malas intenciones, la más común, mejor.

5. Desacredite a las autoridades, los políticos y funcionarios como estúpidos o como pagados por el enemigo.

6. Establezca un club de los culpables y cítelos como prueba de su teoría.

7. Escúdese de los detractores y declárelos como equivocados o colaboradores del enemigo.

8. Emita advertencias de inminentes actos malignos de la conspiración y subraye la necesidad de tomar medidas contra ellos.

9. Llame a la gente a estar alerta para obtener más colaboradores y contribuciones financieras.

Así que antes de creer en algo raro o supuestamente extraordinario, o de ver lo que posiblemente sólo sea un producto de nuestras limitaciones mentales o perceptivas, nuestros sesgos, y nuestra necesidad o deseo de creer en ciertas cosas o que tienen un significado que en realidad no tienen, reflexionemos y seamos un poco más escépticos y pensemos si no somos víctimas de algún tipo de autoengaño psicológico



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