32 Creencias erróneas sobre salud
MITO 1. Lo "natural" es siempre bueno o mejor que lo artificial y no tiene riesgos. FALSO.
El concepto de lo que es natural es ambiguo. Por eso muchos productos se promocionan bajo las palabras "natural" o "sin aditivos", mensajes que potencian la idea de que los compuestos químicos son perjudiciales y de que "lo natural" es mejor. Ni que decir tiene que esto carece de fundamento. Para empezar, todos los compuestos que nos rodean son substancias químicas, desde el aire que respiramos hasta las moléculas que conforman las células de nuestro organismo. Tampoco tiene sentido pensar que los compuestos de síntesis son perjudiciales y los "naturales" son buenos, ya que las propiedades o la toxicidad de una sustancia no dependen de su origen natural o no, sino de su composición y estructura química. Se denomina quimiofobia al miedo a la química.
Lo natural evoca un pasado idealizado mejor, un pasado del pueblo, de los abuelos, del campo, de los pastores, donde todo es natural, sin química, los tomates sabían a tomate ¿Por cierto a que sabe un tomate? y los alimentos tenían mejor sabor. Tampoco está muy claro cuando fue ese pasado glorioso en el imaginario colectivo. Es una valoración muy subjetiva.
En realidad no podemos decir que esa comida fuera mejor o peor, lo que si era es distinta. En otros lugares mas pobres o momentos pasados la alimentación es mas escasa y menos variada. Se come lo que se puede y lo que hay disponible en el momento y se pasa hambre. Así que por tanto la población tiene carencias nutricionales y desarrolla enfermedades relacionadas. A día de hoy en nuestro entorno la tecnología agrícola y alimentaria y los medios de producción y distribución han mejorado mucho, y esto permite que pese a ser muchos mas en el mundo haya mucha mas gente comiendo, mucha mas variedad y sin sufrir tantas carencias.
Otra cosa que ha mejorado mucho es la seguridad alimentaria. En otros tiempos casi no había controles por lo que ni nos enterábamos. Las enfermedades graves derivadas del consumo de alimentos o beber agua eran el pan de cada día, brucelosis, tifus, fiebre tifoidea, cólera, salmonelosis, etc. Las alarmas sanitarias son consecuencias de esos controles. Podemos afirmar que en nuestro entorno la alimentación en general es bastante segura aunque hay cosas que mejorar. Las legislaciones hoy día aplican el principio de precaución, así imponen unos margenes de seguridad muy grandes que hacen que las alarmas salten ante el descubrimiento de cualquier irregularidad.
Hoy en día los problemas por alimentación están mucho mas relacionados con la obesidad y el consumo de alimentos altamente procesados, ricos en azúcares, grasas, sal, etc. Esto ha aumentado enfermedades relacionadas con la obesidad y este tipo de alimentación insana como diabetes, problemas cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, etc.
Sobre el sabor de los alimentos hay varios factores. Cuando de verdad siempre esta bueno un fruto es recién recolectado en su justo punto de maduración. Y esto es porque en el fruto han madurado bien todos sus azúcares, y a mas dulce mejor sabor. Sin embargo casi nadie vive junto a la mata del fruto esperando a comérselo. Pero todos queremos disfrutarlo y cada vez somos más, así que la demanda aumenta. Los escandinavos también quieren disfrutar, por ejemplo, de productos de los invernaderos de Almería. Así que pasa un tiempo mayor o menor entre que se recolecta, llega a los distribuidores, lo compramos y nos lo comemos. Mientras más verde se recolecte el fruto más tiempo habrá después para que llegue al consumidor final, pues durara más pero a costa de sacrificar el sabor.
Además queremos que los productos sean baratos, por lo que tendemos a optar en gran medida por los mas económicos, pero en general precio y sabor juegan en contra. Podemos seleccionar especies vegetales que aguanten más tiempo o su productividad sea mayor, pero puede que a costa de su sabor. A veces la mala elección la hacen los consumidores, con el paso del tiempo, al ir seleccionando frutos con mejor aspecto pero con peor sabor. Tendemos a pensar, por ejemplo, que un tomate rojo brillante y de una forma regular debe saber mejor aunque no lo sea. Así que esto es lo que tenderán a ofrecernos los vendedores. De hecho los tomates originarios de América eran amarillos. Podemos conseguir también especies vegetales nuevas, de por ejemplo el tomate, de mayor sabor pero que puede que sean mas caras por su mayor coste de producción.
También queremos disfrutar de lo que nos gusta todo el año o la mayor parte posible. Sin embargo la especies vegetales tienen sus temporadas del año en que dan sus frutos. Así que podemos seleccionar variedades más resistentes que den fruto todo el año o la mayor parte posible. Variedades que también pueden adaptarse a otros climas, y así poder producir en mayor cantidad de lugares. Estas variedades más resistentes pueden afectar al sabor. Además podemos conservar el producto en cámaras frigoríficas y así disfrutar del producto todo el año, pero a cambio el consumo de energía aumentara y el sabor no sera el mismo. También podemos traer el producto de otros países lejanos donde el clima en ese momento sea el óptimo, pero aumentara el consumo de energía en el transporte y lógicamente el precio.
Otra técnica es la congelación para poder conservar mucho tiempo un alimento, bien en nuestros congeladores en casa o bien de forma industrial. Esta técnica tiene mala prensa pero no lo es tanto. Depende. Un producto se puede ultracongelar nada mas recolectado o capturado, y mantenerlos congelados en nuestras casas hasta el momento de consumo. De esta forma la perdida de nutrientes sera mínima. Un producto fresco, desde que se recolecta o captura hasta que llega a nuestro plato, podría haber perdido mas nutrientes que uno congelado. Sobre el sabor de los congelados depende, algunas verduras congeladas mantienen muy bien el sabor. Así que normalmente es mejor elegir por el sabor o el precio y no por el hecho de estar congelado o no.
La ingeniería genética, a través de los organismos genéticamente modificados, puede ser una importante ayuda en la mejora de las especies y obtención de nuevas variedades. Sin embargo hay mucho rechazo, especialmente por grupos ecologistas.
- MITO 2. Los productos o terapias naturales no tienen efectos secundarios. FALSO.
- MITO 3. Los productos "ecológicos" saben mejor, son mas sanos y mejores para el medio ambiente. FALSO.
Los productos ecológicos son los que cumplen el reglamento de agricultura ecológica de la Union Europea <<Reglamento (UE) 2018/848 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de mayo de 2018, sobre producción ecológica y etiquetado. http://data.europa.eu/eli/reg/2018/848/2023-02-21>>.
Todos los estudios que se han hecho comparando el contenido en nutrientes, de productos ecológicos con convencionales, no encuentran diferencias significativas. No hay estudios que demuestren que los ecológicos sean mejores para la salud. En los estudios donde se hacen catas a ciego <<de alimentos ecológicos y no ecológicos a la vez>> (el individuo que los saborea no sabe cual es uno y cual es el otro) no se ha observado que unos sepan mejor que otros.
En la agricultura ecológica se dan más alarmas sanitarias, ya que se juntan varios factores en contra de la seguridad alimentaria. Por un lado en vez de abonos de síntesis se usa estiércol de animales, lo que favorece la aparición de contaminantes como la E.Coli. Por otra el reglamento limita el uso de fito-sanitarios para el control de plagas, algunas de las cuales tienen efectos sobre la salud. La contaminación por hongos o bacterias patógenas es un problema recurrente en los productos de la agricultura ecológica, que tiene fácil solución en la agricultura convencional. La solución ha sido abrir la mano en la ecológica a costa de la salud de los consumidores. Y por ultimo una parte de la distribución se hace a pequeña escala como mercadillos, pequeños productores o puerta a puerta. Esto dificulta la trazabilidad, es decir saber de donde viene ese alimento, por donde ha pasado y quien la ha manipulado; para así localizar el origen del problema y retirar los productos contaminados, que pueden estar muy distribuidos.En el reglamento sólo se autoriza que se usen abonos y plaguicidas (insecticidas, herbicidas,etc.) naturales, y no de síntesis. Pero contradictoriamente en el reglamento no se tiene en cuenta que sean mas o menos tóxicos o saludables que los convencionales, tan sólo su origen natural o no. El reglamento tampoco tiene en cuenta su mayor o menor impacto medioambiental. No se mide su impacto por kilo de alimento producido. No se mide la emisión de gases de efecto invernadero como el CO2, el metano, el oxido nitroso, etc. (huella de carbono). No se mide su huella ecológica, que es un indicador de los recursos consumidos y los desechos producidos por producto. Se permiten prácticas tan poco ecológicas como la conservación en cámaras frigoríficas o traer productos del otro extremo del mundo. Se presupone son mejores por ser naturales. El reglamento es consecuencia de la necesidad de regular legalmente algo por motivos ideológicos, y no científicos como debería ser. Eso sí son más caros, pues el coste de producción es mayor. Al ser menos productivos requieren de mayor cantidad de terreno que cultivar; algo muy poco ecologico y un daño a la diversidad si tenemos que recurrir a usar una mayor cantidad de terreno natural a cultivar que ahora no lo está. Podríamos decir que estos productos son en gran medida un engaño al consumidor, pues no cumplen las expectativas que se espera de ellos.
- MITO 4. Los transgénicos o productos genéticamente modificados son peligrosos para la salud. FALSO.
- MITO 5. Debemos evitar los alimentos altamente procesados (utraprocesados). CIERTO.
- MITO 6. Comer de todo es bueno para la salud. FALSO.
Esta frase tiene sentido en otros lugares o épocas donde hay falta de alimentos y hay por tanto carencias nutricionales. En nuestro entorno donde vamos al supermercado y hay de todo con estantes llenos de alimentos malsanos la frase no tiene sentido, pues no suelen darse carencias nutricionales en la población y sí un exceso de alimentos insanos.
- MITO 7 ¿Debemos contar calorías? Cierto a medias
¿Todas las calorías son iguales y engordan lo mismo? Pues no, no todos los alimentos con calorías similares engordan de la misma forma.
Es importante tener en cuenta que no todos los nutrientes se digieren igual ni producen la misma saciedad. El origen de sus calorías va a tener un papel importante en el aprovechamiento que hace nuestro cuerpo de ellas. Los alimentos mínimamente procesados en general son más difíciles de digerir.
Por ejemplo, un alimento que contiene un alto aporte de fibra requiere un mayor esfuerzo para su digestión y “parte de su estructura y, por tanto también de sus calorías, las eliminaremos con el tránsito intestinal”. Asimismo, dependiendo del tipo de hidratos de carbono que contienen los alimentos, su absorción será distinta.
Más que fijarse en el número de calorías, es recomendable tener en cuenta qué nutrientes van asociados a dichas calorías. “No todas las calorías son iguales porque no nos aportan los mismos nutrientes". Por ejemplo, las calorías del alcohol o los refrescos se denominan “calorías vacías” porque no proporcionan nutrientes. Sin embargo, “otros alimentos aportan calorías al mismo tiempo que tienen un alto valor nutricional, puesto que aportan distintos nutrientes como fibra o proteínas, así que no se aprovechan igual.
Por lo tanto, considera que el objetivo último de una alimentación saludable y equilibrada no debería ser contar calorías, “si no escoger aquellos alimentos que nutricionalmente sean de mayor y mejor calidad”.
“Por eso es importante hablar de densidad nutricional. Yo puedo obtener las mismas 1.000 calorías comiendo frutas y verduras o bebiendo un refresco, pero el efecto que van a tener esas calorías en mi cuerpo y mi salud es muy distinto”
Es mucho más interesante pensar en grupos de alimentos (frutas, verduras, legumbres, cereales...) antes que en calorías”.
MITO 8. No es suficiente con comer sano o llevar un estilo de vida saludable, hay que suplementarse con complementos alimenticios o suplementos deportivos. FALSO salvo indicación medica. También debemos consumir alimentos funcionales. FALSO.
Los complementos alimenticios son fuentes concentradas de nutrientes (por ejemplo, minerales y vitaminas) u otras sustancias con un efecto nutricional o fisiológico, que se comercializan en forma de «dosis » (a saber, pastillas, comprimidos, cápsulas o líquidos en dosis medidas). Existe una amplia gama de nutrientes y otros elementos que pueden estar presentes en los complementos alimenticios, incluyendo, entre otros, las vitaminas, minerales, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos esenciales como omegas, probióticos, colágeno, fibras y diversas plantas, algas, hongos, setas y extractos de hierbas.
Alimentos funcionales son aquellos alimentos que son elaborados no solo por sus características nutricionales, sino también para cumplir una función específica como puede ser el mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades. Para ello se les agregan componentes biológicamente activos, como minerales, vitaminas, ácidos grasos como omega 3, esteroles vegetales, fibra alimenticia, probioticos o antioxidantes.
También están los alimentos enriquecidos en..., suplementados o ricos en....
Si llevamos una alimentación saludable y variada ya disponemos de todos los nutrientes necesarios, y no es necesario complementarse. Nuestro organismo para estar mejor o más saludable no requiere tomar más nutrientes de los que ya llevan los alimentos de forma natural, ni tomar grandes cantidades de ningún nutriente. Incluso el exceso de algunos de ellos, al consumir suplementos, puede ser perjudicial para la salud. En nuestro entorno difícilmente se dan carencias por falta de nutrientes, y si se dan son en personas que se alimentan mal; y en tal caso lo peor es suplementarse en vez de mejorar los hábitos. Y si alguien se suplementa que lo haga bajo consejo medico y no de un terapeuta alternativo. Mas no es mejor.
MITO 9. Debemos consumir Super-alimentos, es decir ciertos alimentos que aparentemente proporcionan numerosos beneficios a la salud humana resultado de una alta densidad nutricional. FALSO.
No existen tales alimentos milagrosos. La lista de supuestos superalimentos es larguísima y va en aumento según cambian las modas. Si suena a novedoso o exótico más probable es que entre en la lista. Se les asocia con muchas propiedades saludables que no tienen o se exageran, o bien que ya contienen cualquier otro alimento habitual en nuestra dieta como frutas, verduras, legumbres o frutos secos.
Los llamados superalimentos, así como los alimentos funcionales, son más caros que los ordinarios y no aportan nada especial que no contengan ya los otros. Y una mala alimentación no se compensa tomando ciertos alimentos o productos, ademas al sentirnos protegidos nos puede hacer desatender unos hábitos o alimentos mas saludables.
No debemos comer pensando en que lo que comemos tiene tal o cual nutriente como si al no tomarlo nos fuera a faltar algo en nuestro organismo, es mejor pensar simplemente en no comer mal y que lo que comamos sea saludable y nos guste.
Ejemplos de superalimentos: Chía, Lino, Quinoa, Espelta, Aceite de coco, Sal del himalaya, Maca, Acai, Espirulina, Alga wakame, bayas de goyi, Ginkgo Biloba, ginseng, camu, cúrcuma, aloe vera, cacao, lucuma, cañamo, guaraná, kale, moringa, baobab, amaranto, chufa, achicoria, te, mate, kombucha, etc.
MITO 10. Ayunar es beneficioso para la salud, para depurarnos o perder peso. Debemos desintoxicarnos, depurarnos o limpiarnos por dentro siguiendo dietas o terapias "detox". FALSO.
No necesitamos desintoxicarnos. Para eliminar desechos y liberar toxinas ya tenemos el riñón y el hígado. La idea de ayunar, depurarnos o limpiarnos es una idea mística sin base medica ni evidencia científica rigurosa. Si uno realmente tuviera que desintoxicarse por el consumo de algún toxico lo que necesita es acudir a un hospital.
MITO 11. Podemos fiarnos de las alegaciones nutricionales o de salud de las marcas de alimentos, suplementos nutricionales o cosméticos. FALSO.
Esto forma parte del marketing de empresa para vender mas. La Efsa (Agencia Europea de seguridad alimentaria) tiene que autorizar a un producto alimenticio para que se pueda publicitar diciendo que tiene alguna propiedad beneficiosa para la salud; y para ello debe demostrarlo presentando estudios científicos que la Efsa evaluará. Pero las empresas juegan con las regulaciones, para aparentar ser mas saludable o tener propiedades que en realidad no tienen.
Por ejemplo, nos quieren vender un lácteo probiótico: Los probióticos no se pueden vender atribuyéndoles ninguna propiedad beneficiosa para la salud, ya que los mismos no han podido demostrar tener casi ninguna. Así que le añaden alguna vitamina que sea beneficiosa para el sistema inmunitario <<vitamina que por cierto podemos conseguir consumiendo muchos tipos de alimentos, y que tampoco necesitamos complementarnos con ella pues no hay déficit de la misma>> y a continuación van y dicen en la publicidad que tal lácteo es bueno para tus defensas. El consumidor lo que cree es lo que le intentan hacer creer, que tal probiótico es bueno para sus defensas. Lo de la vitamina aparece en pequeñito y con un asterisco al lado de lo de defensas. Vamos, que nos han engañado y pagamos un dineral por un lácteo que no sirve para nada <<habiendo otros iguales mucho más baratos>> y que compramos porque creemos que tiene una cualidad especial para nosotros o nuestros hijos.
- MITO 12. Debemos hacer dietas. FALSO.
Una de las consecuencias de este patrón es el descenso del metabolismo por la pérdida de masa muscular. Recuperas el peso sobre todo porque buena parte del peso que has perdido es masa muscular, ya que la masa muscular es lo que hace que tú consumas energía. Y también el descenso de la hormona leptina. La leptina es una de las responsables de inducirnos la sensación de saciedad, regular nuestro apetito e incrementar nuestro gasto calórico y metabólico. Cuando una persona ha perdido gran cantidad de peso con una de estas dietas sus niveles de leptina bajan. Si recupera todo o gran parte de este peso sus niveles de leptina suben, pero no tanto como debieran. Esto tiene como resultado que se recupera el peso perdido, ya que nadie puede mantener ese tipo de dieta tantos meses. Y además se encuentra más hambriento que al principio por esa insuficiente recuperación de leptina.
Nuestro organismo esta adaptado evolutivamente a almacenar grasa para tener reservas de energía, y así compensar cuando no hay disponibilidad de alimentos. Por eso nos gustan tanto los azúcares y grasas, ya que son una señal de que ese alimento aportara mucha energía. Esto que es una ventaja evolutiva no lo es cuando tenemos la nevera llena y varios supermercados a la vuelta de la esquina llenos de alimentos malsanos.
De hecho, la mayoría de los especialistas en endocrinología recomiendan que no se haga dieta y, si se hace, que sea de manera puntual, con un objetivo claro y de forma lenta y controlada. En su lugar, su consejo es que se aprenda a comer con unas pautas de educación nutricional que permita modular la alimentación de forma saludable.
Ejemplos de dietas poco recomendables:
Bajas en hidratos para así adelgazar. Se adelgaza rápido pero no es muy saludable, ya que se restringen todo tipo de hidratos incluso la fruta. ( Dukan, Atkins, Montignac, de la zona).
Disociadas No se pueden comer en una misma comida alimentos supuestamente incompatibles a la hora de hacer la digestión, por ejemplo separar hidratos de proteínas. Cada tipo de nutriente requiere de un enzima digestivo diferente. La realidad es que es muy difícil separar nutrientes, ya que estos vienen mezclados en mayor o menor medida en los alimentos. No hay base científica rigurosa para afirmar que nuestro organismo no este preparado para esa tarea; y que los enzimas no funcionen igual de bien para digerir los alimentos aunque estén mezclados.
Paleolítica Presuponen sin base rigurosa que hemos de comer los mismos alimentos que
supuestamente tomaban nuestros ancestros cazadores-recolectores, a los que supuestamente nuestro genoma se ha adaptado. No hay una sola dieta paleolítica, pero en general consumen mucha carne y no consumen cereales ni legumbres. Dicen que las legumbres tienen antinutrientes (substancias que impiden que se absorben correctamente los nutrientes de un alimento); es cierto pero estas substancias se desactivan con el cocinado.
De un alimento prioritario milagroso (de la alcachofa, de la sopa, etc.).
Crudívora Presuponen que no se deben calentar los alimentos, ya que esto altera las propiedades de los alimentos y hace perder nutrientes. Así que
hay que tomar todo crudo. Es cierto que al calentar un alimento puede perder algunas vitaminas o que se pueden formar algunos compuestos tóxicos, pero ello no implica que nos vayan a faltar nutrientes o que esos compuestos que se formen con el calor sean tan nocivos. Nuestro organismo libera enzimas digestivos para digerir los alimentos, que compensan los que pudiera llevar el alimento antes de calentarse. Además hay algunos nutrientes que se liberan con el calor. Parecen olvidar que calentar los alimentos es
la mayor medida higiénica que ha existido y nos ha protegido de muchas
enfermedades. Una dieta de este tipo puede ser muy difícil de seguir ya que es muy limitante. No nos deja cocinar calentando y muchos alimentos crudos son indigeribles, así que puede llegar a ser muy aburrida y podrían faltarnos nutrientes si no llevamos un control exhaustivo de todo lo que comemos. Normalmente los crudívoros son también veganos (no consumen nada de origen animal ni siquiera miel) por lo que se habla de dieta crudivegana.
Alcalina Su función principal es la de regular el Ph de la sangre, distinguiendo entre alimentos alcalinos y ácidos. Carece de base rigurosa. Los alimentos deben superar los ácidos del estomago. Ademas la sangre no se puede alcalinizar con la dieta y lo único que se puede alcalinizar es la orina.
Macrobiótica relacionada con la filosofía oriental, diferenciando entre alimentos yin y yang sin base científica.
De los sustitutos En vez de educar en comer alimentos sanos o engorden poco se sustituyen comidas por barritas o batidos con muchos nutrientes y supuestamente saciantes.
MITO 13. Debemos consumir productos light. FALSO
Es habitual que en la estrategia de pérdida de peso formen parte los alimentos que se venden como bajo en calorías o light. El espectacular aumento en las ventas de productos bajos en calorías, azúcares o grasas no se ha acompañado de una disminución en las tasas de obesidad o en una reducción de la ingesta de calorías de la población.
Según la legislación vigente, un alimento puede publicitarse como «light» o «ligero» si el fabricante ha reducido en un 30% su aporte calórico, siempre que se indique la característica que hace que el producto sea «light». Pero que un alimento sea «light» no significa que no tenga calorías. Puede seguir aportando una notable cantidad de energía, como es el caso de quesos, mayonesas o margarinas «light».
Por otra parte, cuando se indica que se ha reducido el contenido en azúcares o grasas, también debe disminuir en un 30% la cantidad de azúcar o de grasa. No obstante, un alimento al que se le ha reducido el contenido en grasa puede haber sufrido un incremento en el contenido en azúcares, y viceversa, por lo que su aporte energético no siempre será menor.
Las etiquetas ‘bajo en grasas’ , light, etc. han mostrado conducir a los consumidores -sobre todo, a los que padecen sobrepeso- a infraestimar el número de calorías por ración y, por tanto, a consumir una mayor cantidad de energía.
Esto último se conoce como «halo saludable»; es decir, se piensa que ingerir estos productos protege de tal manera que no sucederá nada si más tarde se consume una gran cantidad de calorías. Lo más preocupante es que se hará sin sentir ninguna clase de "culpa" y sin ser consciente de que se puede ganar peso.
Por ello, siempre es importante revisar el contenido calórico del alimento y compararlo con la versión no baja en grasa del mismo producto.
- MITO 14. Los aditivos que se añaden a los alimentos son peligrosos para la salud. FALSO
Los aditivos ayudan, entre otras cosas, a mejorar o preservar las propiedades nutricionales y organolépticas del alimento (aspecto, olor sabor, textura), a prolongar su vida útil o a asegurar su inocuidad. No todos son de origen sintético, sino que proceden de fuentes muy variadas.
Los aditivos que están aprobados son seguros en las dosis permitidas. Son sometidos previamente a evaluaciones toxicológicas que permiten conocer sus dosis seguras. Se aplica el principio de precaución. Las dosis máximas permitidas de cada substancia dejan un amplio margen hasta llegar hasta ese límite considerado seguro: entre 100 y 1.000 veces menos. Para ello, los expertos manejan un índice llamado ingesta diaria admisible (IDA), que es la cantidad de un aditivo que podría tomar una persona todos los días de su vida sin que suponga un riesgo para su salud. Dentro de los conservantes están los sulfitos. Estos últimos son un alérgeno para algunas personas, por lo que son de declaración obligatoria, que son habituales en el vino y en el marisco, así que van remarcados tipográficamente en negrita o en mayúsculas.
Las marcas usan tácticas comerciales para que parezca que no lleven aditivos o bien destacar la ausencia de aditivos en productos que habitualmente no los llevan, bien porque la legislación no lo permite, o bien porque no son necesarios.
Prescindir de los aditivos no sería muy deseable. Muchos alimentos perderían sus propiedades. Los conservantes por ejemplo hacen que aumente mucho la durabilidad de un alimento en buen estado e inhiben la proliferación de microorganismos que en algunos casos pueden ser muy peligrosos
Lo que pasa es que los productos que suelen contenerlos en gran número son precisamente los alimentos insanos, que se caracterizan por tener una elevada densidad energética y grandes proporciones de azúcar, harinas refinadas, sal y grasas de mala calidad nutricional. Eso es precisamente lo que más debería preocuparnos, ya que el abuso de esos ingredientes en la dieta es uno de los factores que más contribuye al desarrollo de enfermedades como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
El colesterol se encuentra en todas nuestras células. El colesterol ayuda a nuestro cuerpo a producir sustancias como hormonas, vitamina D y bilis. Hoy se sabe que hay una parte del colesterol que es beneficiosa. El colesterol "LDL" puede pegarse a nuestras arterias obstruyéndolas y el colesterol HDL ayuda a separar el colesterol y devolverlas al hígado. Tener niveles altos de colesterol "LDL"("malo") junto con niveles bajos de colesterol "HDL"("bueno") puede provocar que se acumule colesterol en sus arterias. Esto incrementa sus probabilidades de presentar una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular. También se sabe que la mayor parte del colesterol lo fabrica nuestro propio cuerpo y no proviene del que se encuentra en la dieta.
Pero todo depende también del tipo de grasa, la cantidad y en el tipo de alimento donde se encuentre. Se recomienda no tomar grasa en gran cantidad pero tampoco intentar eliminarla de nuestra dieta. Cierta cantidad de grasa es necesaria para las funciones de nuestro organismo. Si le quitamos a un alimento toda su grasa puede resultar insípido y poco saciante, por lo que podemos tender a buscar otros alimentos también muy calóricos para compensar.
Medios poco informados aseguran que la soja ejercerá efectos hormonales o afectará a la función reproductora, inmunológica o neurocognitiva. No obstante, la Academia Americana de Pediatría señaló que «no hay evidencias de que las isoflavonas de soja puedan afectar adversamente al desarrollo, a la reproducción o a la función endocrina».
Se acusa a la soja de generar problemas tiroideos porque tiene «goitrógenos» que podrían interferir en el funcionamiento del tiroides. No obstante, esto solo resulta preocupante si concurre una deficiencia de yodo con el consumo de altas cantidades de soja que no haya sufrido calor o cocción (que inactivan los goitrógenos).
- MITO 20. A mi el tabaco no me hace daño y fumo porque quiero. FALSO
Los efectos del tabaco suelen notarse después de años. La mayoría de fumadores son adictos sin buscarlo y lo hacen no por el placer de fumar sino para calmar la ansiedad que el mono del propio tabaco crea. Por eso los fumadores sienten esa imperiosa necesidad de fumar a cada momento debido a la fuerte adicción que provoca
MITO 21. Tomar cerveza o vino con moderación es beneficioso para la salud. FALSO.
No existen estudios rigurosos que hayan podido probar tales beneficios. En cualquier caso no se debería promover el consumo moderado de alcohol ya que es una substancia toxica. No existe una cantidad segura de consumo saludable. El alcohol es una droga adictiva que sin quererlo puede ocasionar graves daños en la salud y alteraciones comportamentales con daños personales y sociales.
MITO 22. Las "medicinas alternativas" funcionan. FALSO
Estas terapias no siguen el método científico y carecen de estudios científicos rigurosos que hayan podido probar su eficacia. Mezclan salud con conceptos místicos o poderes mágicos. Se basan en principios no científicos, aunque pueden disfrazarse de ciencia usando términos científicos de forma inadecuada dándole un sentido que no tienen (equilibrio, cuantifico, vibraciones, energía, holístico, etc.) Hablan de energías difusas, una fuerza inmaterial distinta de la energía estudiada por la ciencia que da vida y vitalidad al organismo (vitalismo). Hablan de una curación global del ser humano (holístico) y de la capacidad de auto-sanación del cuerpo. Pero una cosa es conocer el origen de una enfermedad y otra la capacidad para tratar al ser humano como un todo, equilibrándolo y fortaleciéndolo en su totalidad. Lo primero sabemos como hacerlo, pero lo segundo no. El problema es que no sabemos como proteger al organismo frente a todo con un único método. Esto es independiente del hecho claro de que tener un estilo de vida saludable en general sea beneficioso para la salud.
Ejemplos de Pseudoterapias:
Naturopatía. Se basa en la creencia de que el cuerpo se auto-sana. El cuerpo se reparará y se recuperará de la enfermedad espontáneamente si se encuentra en un ambiente sano. Los naturópatas, aparte de plantas medicinales, tienen muchos remedios y recomendaciones para la creación de un medio ambiente sano para que el cuerpo pueda curarse espontáneamente.
Homeopatía y flores de bach. El fundador de la homeopatía Hahnnemann creía en varios principios falsos 1) Las causas subyacentes de las enfermedades eran unos supuestos fenómenos inventados que llamó miasmas. Los miasmas eran principios infecciosos subyacentes a las enfermedades crónicas. 2) A la práctica de probar cada sustancia Hahnemann la llamó “probación”. (nada que ver con el método científico). Tanto él como sus ayudantes iban anotando en un libro los efectos que cada una de estas sustancias provocaba en ellos estando sanos, incluyendo su estado mental, social y emocional. 3) Lo similar cura lo similar: una sustancia que cause los síntomas de una enfermedad en personas sanas curará lo similar en personas enfermas. Esto es algo así como decir que lo mejor para curarse de la resaca después de una noche de borrachera es tomarse una copa de ron. 4) Los tratamientos son preparados por diluciones sucesivas de la sustancia elegida en alcohol o agua destilada, seguidas de un enérgico golpe a un cuerpo elástico. Usualmente la dilución continúa hasta cantidades infinitesimales mucho más allá del punto donde ya no permanecen moléculas de la sustancia original. Por lo tanto la sustancia ha perdido sus principios activos. Las Flores de Bach se basa en esencias florales y en principios muy similares a la homeopatía.
Reiki. Se basa en pases con las manos sobre el cuerpo para equilibrar la energía y devolver la salud.
Osteopatía y Quiropráctica <<las alternativas pseudocientíficas de la fisioterapia>>: Prestan atención especial en la estructura y los problemas mecánicos del cuerpo, los cuales supuestamente desempeñarían un papel central en el mantenimiento de la salud. Los quiroprácticos además manipulan la columna, existiendo además riesgos en la manipulación de las vértebras y en los giros que practican.
La medicina china y la acupuntura. La medicina china presupone la existencia en el organismo de unos canales energéticos llamados meridianos por los que circula la energía Chi, y el equilibrio entre supuestas fuerzas positivas y negativas complementarias yin y yang. Tales puntos, canales o conexiones en el cuerpo no son reales ni se corresponden con ningún sistema ni mecanismo fisiológico existente en el cuerpo. Las narrativas médicas y astrológicas chinas son inseparables. La acupuntura consiste en la inserción y la manipulación de agujas en el cuerpo, con el objetivo de restaurar la salud siguiendo los principios de la medicina china.MITO 23. Debemos sustituir los medicamentos y terapias médicas por productos y terapias naturales. FALSO
Los medicamentos para ser autorizados tienen que probar su eficacia mediante rigurosos ensayos clínicos. El desarrollo de un fármaco requiere de una gran inversión económica con riesgos y muchos años de estudios. A los demás productos y terapias no se les exige probar su eficacia. Abandonar un tratamiento eficaz puede poner seriamente en riesgo la salud.
El desarrollo de un fármaco sigue los siguientes pasos:
2) Desarrollo preclínico, o fase en la que se realiza un amplio abanico de estudios in vitro y en seres no humanos. Se hacen pruebas de toxicidad, análisis farmacocinético/farmacodinámico y formulación.
3) Desarrollo clínico, o fase en la que se prueba la eficacia, los efectos secundarios y los peligros potenciales que el fármaco seleccionado provoca en voluntarios sanos y en pacientes. Esta se subdivide en fases I, II, III y IV donde se va aumentando el número de sujetos.
4) Autorización del medicamento por las agencias reguladoras tras valorar todos los estudios realizados.
Nada de esto hay en los tratamientos alternativos.
MITO 24. Pues a mi o a alguien que conozco le "funciona". FALSO
En ciencia y medicina, en particular, la recopilación de casos anecdóticos como se hace en pseudomedicina no tiene validez alguna. La fiabilidad de un tratamiento no se construye recopilando testimonios de personas que dicen que algo les va bien.
Ilusión de causalidad: El que nuestro estado de salud mejore después de una práctica terapéutica no demuestra que ésta haya sido la causa de la mejoría. ¿Y cuales pueden ser las causas pues? La supuesta eficacia puede deberse entre otros muchos al efecto placebo, la remisión natural o la regresión a la media.
Remisión natural: La enfermedad puede haber seguido su curso natural. Un importante porcentaje de las enfermedades es capaz de remitir sin ningún tratamiento gracias a la capacidad del cuerpo humano para vencer la enfermedad. Ciertas curas reportadas anecdóticamente también pueden deberse a la rara pero posible "remisión espontánea".
Efecto placebo: No es estrictamente necesario que un tratamiento tenga que tener algún efecto activo para producirnos una mejora en nuestra salud. Muchas veces, los síntomas de una persona pueden mejorar por el simple hecho de creer que va a mejorar. Una simple substancia inocua, como una pastilla de azúcar, puede hacernos mejorar si estamos convencidos de sus beneficios curativos, creyendo que es un fármaco o producto que produce cierto efecto. Los placebos no curan realmente, pero alivian los síntomas subjetivos como el dolor al liberar ciertos neurotransmisores en el cerebro. Todos somos sugestionables. Si nos dicen que algo va a dolernos es más probable que duela. Si nos dicen que algo nos hará sentir mejor, probablemente lo hará. Cualquier cosa que nos distraiga de pensar en nuestros síntomas es probable que ayude. Si te sientes optimista y esperanzado, puedes creer que te sientes mejor cuando la enfermedad realmente no ha cambiado. Frente a la rapidez y frialdad de los saturados sistemas de salud, los terapeutas alternativos se muestran muchas veces más cercanos con sus pacientes, les dedican más tiempo, se interesan más por la persona, y todo ello aumenta la sugestión del paciente.
Regresión a la media. Cuando estamos muy enfermos, lo más probable no es que empeoremos infinitamente. Las personas tienden a buscar un tratamiento cuando los signos y síntomas de la enfermedad son más evidentes y serios. Sin embargo, por la evolución natural de muchas enfermedades, éstas suelen remitir a una clínica más leve, pasado un tiempo, independiente de que se siga un tratamiento o no. Muchas de las personas que acuden a la medicina alternativa llegan en la fase más manifiesta de la enfermedad. Si en esos momentos seguimos un tratamiento alternativo tenderemos a pensar que la mejoría posterior es por el alternativo, cuando probablemente tal mejoría se hubiera dado igual de todos modos. Este fenómeno es especialmente llamativo en enfermedades crónicas, que cursan a brotes cíclicos, donde hay temporadas en las que se está muy mal y otras en las que la enfermedad apenas se muestra. A veces podemos sentir un alivio temporal que después vuelve a su estado habitual.
Puedes haber recibido dos tratamientos, y pensamos que el tratamiento que no funciono fue el que lo hizo. También factores diversos relacionados con el medio ambiente o nuestro estilo de vida pueden haber provocado la mejoría.
MITO 25. No debemos vacunar a nuestros hijos por ser peligroso para la salud. Mis hijos no están vacunados, están sanos y nunca han desarrollado ninguna de las enfermedades que se pretenden evitar. FALSO.
Existen muchos tipos de vacunas diferentes. Cada uno está diseñado para enseñarle al sistema inmunitario cómo combatir ciertos tipos de gérmenes y las enfermedades graves que provocan. Los efectos secundarios de las vacunas son leves y los que son graves son muy raros. Se han atribuido efectos a las vacunas con muy poco rigor científico. Las vacunas deben haber superado rigurosos ensayos clínicos al igual que el resto de medicamentos. Los beneficios son muy superiores a los inconvenientes. Nuestro sistema inmune, por muy desarrollado que creamos pueda estar, es limitado y no tiene capacidad frente a ciertos virus.
Las vacunas han salvado la vida de millones de personas. Si viviéramos en el pasado, donde estas enfermedades estaban mucho más presentes, difícilmente pensarían igual. Estos padres no se dan cuenta de que al estar protegida la mayoría de la población beneficia a los que no lo están, ya que el riesgo de contagio es mucho menor. En cambio sus hijos, al no estar vacunados, podrían suponer un riesgo y contagiar a los demás aunque estén vacunados; en caso de que los suyos desarrollen una enfermedad contagiosa ya que las vacunas no protegen al 100%. No obstante las personas vacunadas tienen un riesgo mucho menor de contraer la enfermedad.
- MITO 26. Al ganado le ponen hormonas y antibióticos. para que engorden más. Depende
Sobre las hormonas depende de en qué país vivas. El uso de estas incide en un crecimiento más rápido del ganado, por lo que consumen menos agua y pienso y la carne es más barata y tiene menor impacto ambiental. En Europa, el uso de hormonas para el crecimiento está prohibido desde hace bastante tiempo, pero no es el caso en Estados Unidos. La FDA hace un control bastante exhaustivo de la seguridad alimentaria y nunca se ha demostrado ningún problema relacionado con el uso de estas hormonas; sin embargo, en Europa no las utilizamos por principio de precaución.
- MITO 27. A las burger, salchichas, kebas y demás preparados cárnicos le echen mas cosas. Cierto.
La carne se clasifica en carne fresca, picada y los preparados cárnicos o burguer meat. La burguer meat hace referencia a un derivado cárnico que por ley debe contener un mínimo de un 4% de cereales y hortalizas, y que además de carne puede contener otros ingredientes o aditivos como los sulfitos. Cuando algo se vende como carne no puede tener más que carne, pero si se vende como preparado cárnico, es otra cosa. Esto explica que, normalmente, la carne picada sea más cara que las hamburguesas. El porcentaje de tejido conjuntivo en estos preparados cárnicos de burger meat suele ser bastante alto, lo que implica que suelen utilizar las partes que se quedan pegadas al hueso después de filetear extraídas con una maquina. Desde el punto de vista sanitario no supone ningún peligro, las hamburguesas son seguras, pero no son la carne de mejor calidad ni conviene abusar de ellas.
MITO 28. MITOS DEPORTIVOS
Las agujetas desaparecen bebiendo agua con azúcar. FALSO
Con esta bebida se pretende eliminar los cristales de ácido láctico que, según algunas creencias, son los causantes de las agujetas. No hay certeza de por qué aparecen las agujetas. Se cree que son pequeñas lesiones musculares que no condicionan la práctica deportiva. Por lo que, consumir esta bebida, no serviría para nada. Sí es importante hacer un ejercicio más liviano en las 24 horas siguientes al ejercicio intenso.
El flato es provocado por beber agua antes de correr o durante el ejercicio. FALSO
Se desconoce con exactitud su causa. Se cree que puede ser una fibrilación del diafragma que provoca la incapacidad temporal de practicar deporte. En cualquier caso, nada tiene que ver con el agua. Este mito es uno de los más peligrosos pues puede llevar a evitar el agua en el entrenamiento y sufrir deshidratación. Lo recomendable es hidratarse pero no en exceso sino en pequeñas cantidades.
Consumir azúcar antes del ejercicio aumenta el rendimiento. FALSO
Consumir azúcar antes del ejercicio no aumenta el rendimiento y puede llegar a ser peligroso, el azúcar puede llegar a deshidratar. Sin embargo sí podría ser util en momentos puntuales durante el ejercicio. Pequeños suplementos de glucosa te pueden dar una inyección de energía, ya que se metaboliza por una vía rápida.
Se puede perder grasa de forma localizada. FALSO
No se puede reducir la grasa en un segmento corporal concreto. Aunque los ejercicios de tonificación específicos sí fortalecerán los músculos, no es posible elegir de qué zona del cuerpo eliminar la grasa. Tampoco los abdominales conseguirán bajar la ‘tripa’, ya que no quitan la grasa de una zona corporal concreta sino de todo el organismo, aunque sí que harán que esa parte del cuerpo gane fuerza.
Cuando dejas de entrenar, tus músculos se convierten en grasa. FALSO
El tejido graso no puede transformarse en tejido muscular ni a la inversa. Son tejidos completamente diferentes. Si una persona que hace deporte, y cuenta con musculatura tonificada, pasa a llevar una vida sedentaria el músculo pierde volumen y masa muscular. Ese volumen perdido lo aprovecha el tejido adiposo o graso. Es decir, aparece grasa, pero no es la transformación del músculo en grasa, sino que ese volumen liberado pasa a ser ocupado por el otro tipo de tejido.
Sudar te ayuda a perder peso. FALSO
Esta falsa creencia ha llevado a muchas personas a practicar ejercicio con prendas excesivamente gruesas o a horas con temperaturas muy altas que, son prácticas muy peligrosas. Si una persona empieza a hacer deporte con exceso de ropa que no transpire y se mete en una sauna, va a haber una variación en su peso, pero es momentánea. Al ser agua, se recupera en cuanto nos re-hidratamos, por lo que no es un mecanismo eficaz para perder peso. Lo que hace el sudor es regular la temperatura de nuestro organismo. En función del esfuerzo físico, la temperatura aumentará y el cuerpo sudará más o menos.
Las mañanas son el mejor momento para hacer ejercicio. FALSO
Entrenar en ayunas no es la mejor idea. El problema es que, cuando se hace ejercicio sin desayunar, las reservas de carbohidratos no son las idóneas para afrontar un entrenamiento intenso. Además, es probable que al finalizar el entrenamiento la sensación de hambre implique un desayuno compulsivo, abundante y de mala calidad. No obstante no hay consenso sobre cual es la mejor hora del día para entrenar. Hay pros y contras para cualquier momento que se elija. Los expertos coinciden en que lo más importante de una rutina de ejercicios es que la puedas mantener en el tiempo.
El entrenamiento de fuerza provoca la detención del crecimiento. FALSO
No hay ninguna evidencia que diga que no es bueno hacer pesas o hipertrofia de pequeño porque vaya a alterar el desarrollo del crecimiento. De hecho, hay estudios que han analizado este tema y han encontrado que no tiene un impacto negativo en el crecimiento óseo y que puede llegar a proporcionar numerosos beneficios para los jóvenes.
Aumentar la cantidad de ejercicio da hambre y engorda. FALSO.
Pese a la extendida creencia de que aumentar la cantidad de ejercicio se acompaña de un incremento en la ingesta energética, que “oscurecería” los beneficios del ejercicio, no hay pruebas convincentes que lo sustenten. De hecho, los estudios que han observado aumentos en el consumo de energía tras el ejercicio constatan que dicha energía solo compensa parcialmente la gastada durante el ejercicio. Es decir, el balance acaba siendo negativo (consumimos menos calorías que las gastadas).
Sin dolor no hay recompensa. FALSO.
La mejora del rendimiento deportivo llega por una correcta asimilación de las cargas impuestas (entrenamientos) y, para ello, debe existir un equilibrio adecuado entre el ejercicio y el descanso. Esta idea suele implicar que entrenen con dolor o malas sensaciones, y a ritmos que no van a mejorar en absoluto sus cualidades físicas. De ser así, se puede provocar un excesivo estrés o fatiga en el cuerpo (síndrome de sobreentrenamiento) e incluso la aparición de lesiones.
Debemos tomar suplementos deportivos. FALSO con excepciones.
En general, una dieta equilibrada y una correcta hidratación son la base para cubrir los requerimientos nutricionales en la mayoría de personas que hacen deporte. Hay muy pocas substancias que tengan una eficacia probada y estas ofrecen un margen de mejora muy pequeño. En deportistas de competición algunos suplementos pueden tener cierta utilidad. En algunos complementos se han encontrado substancias dopantes.
Proteínas en polvo o aminoácidos. Si se siguen unas buenas pautas alimentarias, no te da más ventaja ni tiene porque haber diferencias significativas. Las personas con problemas de hígado deben controlar su consumo. Las proteínas se pueden tomar en cualquier momento del día no necesariamente después del deporte como se piensa (ventana anabólica).
En cuanto a la ingesta de líquidos a la mayoría de deportistas les basta con el agua para reponerse. Al realizar cualquier tipo de ejercicio es necesario hidratar al organismo para compensar las pérdidas de líquidos que se producen a través del sudor. Mediante el sudor se pierde tanto agua como sales minerales -sodio, potasio y cloro, magnesio y cinc-. Hay que procurar compensar la pérdida, durante el ejercicio y a su término. La cantidad y tipo de líquido que será necesario depende de la duración y de la intensidad del ejercicio, y también de las condiciones climatológicas -temperatura y humedad- en las que se realiza. No se debe beber en exceso más allá de la sed. La cerveza no es beneficiosa para el deportista ni ayuda a recuperarse sino más bien lo contrario.
Bebidas isotónicas. Las bebidas comerciales, además de agua, incluyen sales minerales y gran cantidad de azúcares. El contenido en azúcares oscila entre los 60-70 g por litro, la mitad aproximadamente de lo que contienen los refrescos azucarados.
Cuando la intensidad del ejercicio es moderada o baja y el esfuerzo no es excesivo, es suficiente beber agua, en la cantidad que lo requiera el organismo, para rehidratarse. Acudir al gimnasio, correr, andar en bici o jugar un partido de tenis son actividades consideradas moderadas. Consumir bebidas isotónicas cuando lo que se busca es una pérdida de peso no es la opción más adecuada, porque además de líquidos incluyen una serie de calorías extras en forma de exceso de azúcares. Sin embargo, cuando se trata de ejercicios intensos o de larga duración que requieren grandes esfuerzos, las bebidas isotónicas son la opción más adecuada.
Calambres, plátanos, bebidas isotónicas y potasio Los calambres son contracciones musculares repentinas e involuntarias y en general acompañadas de dolor. Las causas de los calambres, en general, y asociados al ejercicio, en particular, todavía están en estudio. Uno de los cationes involucrados en el proceso de contracción muscular es el potasio (K+). Un déficit severo de potasio ocasiona calambres. Si la falta de potasio puede causar calambres las bananas -fuente de este elemento- evitarían supuestamente el problema.
La teoría de la pérdida electrolítica por deshidratación fue aceptada durante mucho tiempo pero no cuadraba del todo. El primer problema es que cuando sudamos perdemos más agua que electrolitos, con lo cual, en realidad, no estamos disminuyendo su concentración, sino, a lo sumo, aumentándola. El segundo es que los calambres ocurren en músculos específicos y no en cualquier lugar. Es de esperar que si sufriéramos una pérdida general de electrolitos los espasmos aparecieran en todo el cuerpo.
- MITO 29. Las radiaciones electromagnéticas de los móviles, antenas, wifi, hornos microondas, etc. son peligrosas para la salud y provocan dolores de cabeza, cáncer, etc. FALSO.
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MITO 30. Mitos del Agua. Debemos beber 2 litros de agua al día. El agua mineral, el agua sin tratar químicamente o el agua alcalina es más saludable que la de grifo. El agua puede ser sanadora. Debemos beber agua blanda (lo contrario a dura). El agua adelgaza. FALSO
Para empezar no sabemos si los 2 litros incluye todos las bebidas que tomamos al día, que básicamente son agua, los alimentos que también tienen gran cantidad de agua, las características corporales personales, la edad, nuestro estilo de vida, la cantidad de ejercicio que hacemos, el clima, la temperatura, etc. No hay documentación científica que apoye la recomendación del supuesto beneficio de beber dos litros de agua al día.
Existen mecanismos reguladores en el sistema nervioso central, que detectan la disminución de agua en las células, y es entonces cuando se activa la sed. Deberíamos servirnos de este mecanismo para regular la ingesta de agua. Hay algunas excepciones en casos de patologías concretas, indicado por un médico. Existen peligros agudos asociados tanto con el consumo inadecuado de agua, como con su excesiva ingesta. Sin embargo, en ambos extremos nuestro cuerpo dispone de mecanismos neurológicos que impiden su aparición en la gran mayoría de situaciones, tanto deportivas como ambientales, siempre que hablemos de personas sanas con acceso al agua potable y que puedan beber en función de su sed. Beber en función de la sed debería ser el consejo mayoritario.
El agua del grifo en España es potable en la inmensa mayoría de los casos gracias a los controles que hay. Si hay algún problema se prohíbe o desaconseja su consumo. No hay evidencia científica de que beber agua mineral aporte ninguna ventaja para la salud. Sin embargo, el agua embotellada es menos ecológica por su mayor impacto medioambiental (fabricación de envases, transporte, etc.).
El agua es necesaria, pero no dispone de ninguna propiedad curativa para ninguna enfermedad. El agua hidrata no depura. El agua tiene 0 calorías y no engorda ni adelgaza.
Beber agua cruda embotellada (sin tratar químicamente) es peligroso para la salud (al igual que la leche cruda) y no a la inversa. No hay evidencia científica de que tenga ningún beneficio para la salud. Antes del desarrollo de los sistemas públicos de agua las personas eran mucho más propensas a tener enfermedades transmitidas por el agua, como la fiebre tifoidea y el cólera. Estas enfermedades se propagan ahora a través del agua no tratada. Al agua para que sea potable y no contenga microorganismos patógenos se le añade cloro que es un potente desinfectante. El fluoruro mineral se ha agregado a los suministros públicos de agua, durante décadas, como una forma de promover la salud dental. No hay pruebas de que el flúor y el cloro nos hagan daño en las cantidades de agua que tomamos. No hay ninguna evidencia de que los residuos de medicamentos como los antibióticos, que son detectados en pequeñas partes por millón en el agua, dañen la salud humana.
El agua filtrada, a la que se le quitan sales minerales y cloro, no tiene ningún beneficio demostrado para la salud. No hay por tanto ninguna necesidad de comprar ningún filtro para el agua que destinamos a beber.
El agua dura no es dañina para la salud. Nuestro organismo no es un electrodoméstico ni tiene tuberías. El agua dura es la que contiene una alto nivel de sales minerales, en concreto magnesio y calcio. Curiosamente la gente suele tomar después suplementos de estos minerales pensando que es bueno para la salud.
El agua alcalina embotellada tiene un nivel de pH más alto que el agua corriente. Es por eso que los defensores dicen, que al igual que las dietas alcalinas, puede neutralizar el ácido en el torrente sanguíneo. Algunos dicen que el agua alcalina puede ayudar a prevenir enfermedades, como el cáncer y las enfermedades cardíacas. Pero beber agua alcalina ni puede neutralizar el ácido de la sangre ni tiene ningún beneficio demostrado sobre la salud.
· MITO 31. Mitos de los Horarios de comidas. Debemos prestar atención a la cantidad y tipo de alimentos según la hora del día. El desayuno es la comida más importante del día. Las calorías consumidas en la cena engordan más. FALSO.
La idea de que se debe «desayunar fuerte» para tener energía durante todo el día no se corresponde, en términos generales, con el gasto energético actual de la mayoría de personas. Los estudios científicos no demuestran que el desayuno mejore el rendimiento intelectual o prevenga de forma efectiva la obesidad.
Desde luego, si el desayuno está compuesto por los típicos y malsanos alimentos de “desayuno”, que la industria nos vende, casi mejor desayunar poco. No tiene sentido nutricional que haya alimentos propios de desayuno como de ninguna otra comida del día.
Tampoco hay evidencia rigurosa de que sea mejor comer un mayor numero de veces al día para adelgazar.
Tampoco existen evidencias científicas que permitan apoyar o refutar la idea de que las calorías consumidas a la hora de la cena promuevan la obesidad. Tampoco la hay de que debemos cenar una comida baja en hidratos de carbono o alta en el desayuno. Si durante la noche se eligen muchos alimentos con alto contenido calórico pero baja densidad nutricional, ello hará almacenar el exceso en forma de grasa, pero el efecto se producirá de igual manera si se escogen tales alimentos durante el día. No obstante si nos acostamos a dormir con el estómago muy lleno puede sentarnos mal si no hacemos bien la digestión.
Es mejor prestar atención a nuestro mecanismo natural del hambre y no fijarse tanto en los horarios, sino en que horas sentimos hambre y de comer alimentos saludables.
· MITO 32. Mitos de la fruta y los azúcares. La fruta engorda porque tiene azúcar. El melón u otras frutas son indigestos. No debemos consumir fruta por la noche, después de la comida o mezclada con otros alimentos. No debemos superar las tres raciones al día. Los diabéticos deben tomar poca fruta. FALSO
En un cuestionario publicado en 2014, el 60 por ciento de los voluntarios encuestados consideró, erróneamente, que la campaña “Cinco al día” hacía referencia a un límite máximo (es decir, a una cifra a no superar) cuando el número cinco alude al mínimo de raciones de frutas y hortalizas a consumir cada día."
Está evidenciado científicamente que el aumento en el consumo de fruta se relaciona con una disminución en el peso
Las enfermedades en las que la fruta puede estar contraindicada deben estar bien diagnosticadas por un profesional sanitario acreditado, o sea, no “autodiagnosticadas” o diagnosticadas por un “terapeuta alternativo”."
La OMS diferencia de forma clara dos tipos de azúcares, los azúcares intrínsecos (que son los que encontramos de forma natural en las frutas y verduras enteras sin modificar, así como en los lácteos naturales<lactosa>) y por otro los azúcares libres. Son estos últimos, los libres, los que se relacionan con un mayor riesgo de sufrir caries y enfermedades crónicas, y por eso aconseja que no superemos un 10% de nuestra ingesta calórica (idealmente un 5%) a partir de ellos. Sin embargo, la OMS deja bien claro que sus recomendaciones no se aplican a los azúcares intrínsecos.
Los “azúcares libres” son los añadidos a alimentos o bebidas por la industria alimentaria, por quien cocina un alimento o por quien lo consume (ej.: el azúcar de mesa, cuyo valor nutricional es cero)…y también son los azúcares presentes de forma natural en la miel, en los jarabes o en los zumos de fruta, aunque éstos sean caseros.
La frase "el cerebro necesita azúcar para funcionar. Así que para pensar mejor o tener más memoria debemos comer dulces" se escucha muy habitualmente y no es realmente cierta. El cerebro no necesita azúcar, lo que necesita es glucosa. El azúcar está compuesto por dos moléculas, glucosa y fructosa que durante la digestión se separa. La glucosa se utiliza como combustible para las células incluidas las neuronas y la fructosa sigue otra ruta metabólica diferente. Cuando ingerimos hidratos de carbono complejos como los contenidos en la fruta, los cereales, las legumbres, etc. , al final de la digestión también obtenemos moléculas de glucosa.
En realidad, el problema no es tanto esa cucharadita de azúcar en el café, sino todo el azúcar que comemos sin ser conscientes de ello y que está dentro de muchos de los productos que consumimos en el día a día. Algo parecido pasa con la sal y lo que nos echamos con el salero. Nos restringimos con el salero sin saber muchas veces que la mayor parte de sal puede encontrarse en esos alimentos procesados y ultrapocesados que consumimos.
La miel. La miel siempre ha estado erróneamente rodeada de un áurea de superalimento natural, saludable y sanador. Pues sí la miel también se considera un azúcar libre. De hecho la cantidad de azúcar de la miel y el azúcar de mesa es casi la misma "La miel contiene un 85% de azúcar" y su efecto sobre el organismo y la salud es el mismo. Sobre los nutrientes de la miel la cantidad de vitaminas y minerales en la miel es irrisoria. Legalmente, para poder afirmar que un alimento es “fuente” de una vitamina o mineral, 100 gramos de dicho alimento tienen que cubrir como mínimo el 15 por ciento de las recomendaciones. Para cubrir el 15 por ciento diario de las recomendaciones de cualquier nutriente con miel deberíamos tomar no 100 gramos sino muchísimo más, algo por completo desaconsejado. Hay quien afirma que la miel tiene propiedades “sanadoras”. Los pocos estudios que han evaluado este punto no sustentan dichas supuestas propiedades, y eso tras obligar a los voluntarios a tomar ingentes cantidades de miel. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), considera que la miel no produce ninguno de estos beneficios, así que vender miel atribuyéndole beneficios sobre la salud es ilegal.
El azúcar moreno. ¿Es mejor? Pues no. La mayoría del azúcar moreno -o integral- que se vende es simplemente azúcar blanco mezclado con melaza de caña para darle un color y sabor diferente. El azúcar moreno de caña integral se obtiene con un proceso de refinado y cristalización similar al blanco en el que se utilizan en gran medida los mismos productos. Las diferentes variedades de azúcar moreno y su textura, color y tamaño del grano dependen básicamente de la cantidad de melaza. Pero teniendo en cuenta que la proporción de sacarosa (azúcar de mesa) está entre el 85 y el 95%, y que la presencia de minerales y vitaminas es mínima -y más teniendo en cuenta las dosis en las que suele consumirse- hablar del azúcar moreno, integral o de caña como una alternativa más sana no tiene ningún sentido. De hecho -advierten los expertos- al tener un poder endulzante menor, la contrapartida puede ser que se acabe consumiendo más que cuando se opta por azúcar blanco convencional.
Fructosa. El bajo índice glucémico de la fructosa comparado con la sacarosa (azúcar de mesa), no sólo ha hecho que durante décadas se considere como un endulzante mejor para los diabéticos, sino también ha ganado cierta fama de natural. Fructosa suena a fruta y, de hecho, está presente en frutas, vegetales y miel, así que seguro que es más sano, ¿no? Un razonamiento absurdo, entre otras cosas porque también el azúcar convencional se obtiene de la caña de azúcar o la remolacha. Pero más allá del origen, igual que ocurre con el azúcar moreno, la proporción de azúcares en su composición es altísimo.
Estevia. En los últimos años la estevia se ha convertido en la reina de los endulzantes con fama de sanos y naturales. No tiene calorías y su poder endulzante es mucho mayor que el azúcar, así que todo parece perfecto. La historia empieza a cambiar si en vez de estevia nos referimos a este edulcorante como glucósidos de esteviol E960. La estevia es un edulcorante obtenido en el laboratorio a partir del extracto de la planta Stevia rebaudiana. Tiene menos calorías -como otros edulcorantes- y punto. Hasta aquí las ventajas demostradas de la estevia, porque todo lo demás sobre ese halo de natural que le rodea o sus supuestas propiedades curativas es sólo cuento.
Muchos alimentos llevan gran cantidad de azúcares añadidos: Refrescos, zumos, batidos, dulces de todo tipo, galletas, cereales de "desayuno", lácteos azucarados, polvos de cacao, ketchup, etc. También estos alimentos tienen versiones light con edulcorantes en vez de azúcar. La ventaja de los edulcorantes es que tienen 0 calorías pero al igual que los que llevan azúcar nos acostumbran a sabores muy dulces, así que seguramente tenderemos a ingerir este tipo de alimentos altamente calóricos y nos harán engordar o tomar alimentos menos saludables.
Es preciso limitar el consumo de azúcares, zumos (caseros o no) o miel debido a su relación con diferentes dolencias, tales como problemas dentales, obesidad o enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2. Además los alimentos con azúcar libre nos sacian menos que el resto y el azúcar tiene cierto poder "adictivo" que nos impulsa a comer más sobre todo alimentos con azúcares libres.
Diabetes. Las pruebas científicas sugieren que una elevada ingesta de fruta no ejerce un impacto negativo en el control de la glucemia. Tanto los expertos en diabetes como las entidades sanitarias reputadas no dudan en proponer el consumo habitual de fruta fresca en cualquier paciente con diabetes. La Asociación Americana de Diabetes insiste en que no hay razones para recomendar a las personas con diabetes que eviten la fructosa que existe de forma natural en las frutas en su forma entera. Lo mismo opina el Ministerio de Sanidad Español, que señala que frutas y hortalizas «son alimentos sanos que proporcionan cantidades pequeñas de fructosa en una dieta habitual», por lo que no aconseja disminuir su ingesta
Decir que el melón u otras frutas son indigestas, y no se deben tomar por la noche, no tiene sentido fisiológico por su composición. Se basan en creencias populares y no hay estudios científicos que lo abalen.
Debemos consumir frutas de cualquier tipo y en cualquier momento o comida que nos apetezca; siempre será una buena elección. Hay quien piensa que comer fruta, después de una comida o mezclada con otros alimentos o frutas, es dañino para nuestra salud o digestión. Esto último se dice porque se piensa que la fruta, en esas condiciones, fermenta en nuestro estómago. Pero no hay evidencia científica rigurosa para afirmar eso. Al dejar habitualmente la fruta para el postre puede parecer que es lo que nos sienta mal, pero no es la fruta en sí sino la mezcla de todo lo comido al habernos hinchado el estómago con el postre, y claro está con todo lo demás que hemos comido.
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